En nuestra escuela hemos vivido una de esas jornadas que se quedan en el corazón: la Fiesta de Otoño, un día en el que los niños y niñas se sumergieron en un mundo de sensaciones, colores y descubrimientos. La sala de estimulación sensorial se transformó en un pequeño bosque otoñal donde cada rincón invitaba a soñar, tocar, oler y sentir.
Los pequeños caminaron entre hojas secas que crujían bajo sus pies, acariciaron piñas y castañas con ojos asombrados, descubrieron luces cálidas que recordaban los atardeceres de esta estación y jugaron con materiales naturales que despertaban su curiosidad. Cada gesto, cada risa y cada mirada iluminada nos recordó que el otoño, visto desde sus ojos, es pura magia.
Pero más allá de la belleza del momento, estas experiencias sensoriales tienen un valor inmenso en su desarrollo. Los sentidos son la puerta por la que los niños de 0 a 3 años aprenden a comprender el mundo, y actividades como estas les permiten:
La fiesta fue un abrazo a la infancia: un espacio donde cada niño pudo ser protagonista de su propio descubrimiento, donde lo sencillo se volvió extraordinario y donde el otoño se convirtió en un regalo lleno de sensaciones.
Gracias, familias, por confiar en nosotros y permitirnos acompañar a vuestros hijos en estos momentos tan especiales. Seguiremos creando experiencias que nutran su corazón, su mente y su deseo infinito de explorar el mundo.
En nuestra guardería hemos vivido una de esas jornadas que se quedan en el corazón: la Fiesta de Otoño, un día en el que los niños y niñas se sumergieron en un mundo de sensaciones, colores y descubrimientos. La sala de estimulación sensorial se transformó en un pequeño bosque otoñal donde cada rincón invitaba a soñar, tocar, oler y sentir.
Los pequeños caminaron entre hojas secas que crujían bajo sus pies, acariciaron piñas y castañas con ojos asombrados, descubrieron luces cálidas que recordaban los atardeceres de esta estación y jugaron con materiales naturales que despertaban su curiosidad. Cada gesto, cada risa y cada mirada iluminada nos recordó que el otoño, visto desde sus ojos, es pura magia.
Pero más allá de la belleza del momento, estas experiencias sensoriales tienen un valor inmenso en su desarrollo. Los sentidos son la puerta por la que los niños de 0 a 3 años aprenden a comprender el mundo, y actividades como estas les permiten:
La fiesta fue un abrazo a la infancia: un espacio donde cada niño pudo ser protagonista de su propio descubrimiento, donde lo sencillo se volvió extraordinario y donde el otoño se convirtió en un regalo lleno de sensaciones.
Gracias, familias, por confiar en nosotros y permitirnos acompañar a vuestros hijos en estos momentos tan especiales. Seguiremos creando experiencias que nutran su corazón, su mente y su deseo infinito de explorar el mundo.
Os dejo un enlace a la actividad
https://drive.google.com/file/d/1L7WxKoENhuvKpLYFq2bYs_KCTS4T1TYo/view?usp=sharing