Como todos los años, la parroquia de la Asunción se vistió de gala para acoger la función religiosa en honor a la Santísima Virgen de las Viñas, una celebración que incluye el voto anual del alcalde a la Patrona en nombre de la ciudad. Los fieles llenaron por completo el templo para asistir a una eucaristía que estuvo oficiada por el obispo de Ciudad Real, Antonio Algora.
Como todos los años, la parroquia de la Asunción se vistió de gala para acoger la función religiosa en honor a la Santísima Virgen de las Viñas, una celebración que incluye el voto anual del alcalde a la Patrona en nombre de la ciudad. Los fieles llenaron por completo el templo para asistir a una eucaristía que estuvo oficiada por el obispo de Ciudad Real, Antonio Algora.El alcalde de la ciudad, Carlos Cotillas, ofreció unas palabras cargadas de emoción, sinceridad y sentimiento “bajo la enorme responsabilidad que supone ejercer de altavoz de mi pueblo en el momento de mayor emoción, mayor sentimiento y fe en estos días festivos”. El primer edil habló de tiempos difíciles y solicitó a la Patrona la fuerza, inteligencia y voluntad necesaria para mejorar la sociedad.También fue un momento para el ofrecimiento. Hospitalidad “de un pueblo que tiene a gala ser Posada”, esfuerzo y trabajo individual y colectivo de los agricultores y también la “impotencia, cansancio y desesperación de quien se afana en recorrer calles y caminos de pueblos y ciudades para llegar a casa gozoso con el pan de cada día ganado con el sudor de la frente”, fueron algunos de estos ofrecimientos para conseguir una ciudad más justa y mejorar la sociedad. Desde su responsabilidad, el alcalde se comprometió a continuar ofreciendo a los vecinos más bienestar y nuevas oportunidades de crecimiento y calidad de vida a través de “la ilusión, dedicación, esfuerzo, vocación de servicio, talante democrático, capacidad de escuchar y predisposición al acuerdo de los empleados públicos y representantes políticos de los ciudadanos”.La Función religiosa estuvo cantada por la Coral del Conservatorio de Música de Tomelloso y la Gran Orchestre Lutetia de París bajo la dirección de Alejandro Sandler.